miércoles, 3 de junio de 2015

CRÍTICA: Juicios de Nuremberg




Los combates judiciales después de que terminase lo ocurrido en la segunda guerra mundial a cargo de Adolf Hitler y los crímenes cometidos de los nazis, que refleja el rastro de dolor que trajo Alemania y que aún sigue siendo latente, muestran la realidad y complejidad con la que se manejan los procesos judiciales ante un veredicto del juez.

El nazismo había resultado ser una ideología perjudicial así como su maquinaria de opresión y destrucción, pero quienes estaban detrás eran personas concretas con nombres y apellidos. A todos se les pidió responsabilidades, incluso cuando los acusados intentaban defenderse aduciendo que se limitaron a obedecer órdenes siendo un aspecto caracteristico de la corrupción que se presenta hasta en los tiempos de hoy.


El Código reconoce que quien ha cometido actos criminales no puede refugiarse en las órdenes de superiores ni en la teoría de que estos crímenes fueron actos de Estado. La clara terquedad de la nación alemana es no aceptar la culpa de sus actos y hacerse responsable de estos, donde se violaron las leyes que fueron pasando a segundo plano durante un gobierno inconcebible para la humanidad, muy violento e intolerante.

En otras palabras, ellos sabían, o debieron haber sabido, las consecuencias de sus políticas y de sus acciones. Hoy se cree de manera errada, que las políticas nazis eran las que básicamente estaban dirigidas a construir un complejo militar-industrial, el gobierno de un solo hombre, o llevar marchando a los judíos a las cámaras de gas. Tales señalamientos pasan por alto la raíz que generó las políticas fascistas.









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